Los gastos de operación son aquellos destinados a mantener
un activo en su condición existente o a modificarlo para que vuelva a estar en
condiciones apropiadas de trabajo.
Los gastos de operación pueden dividirse en gastos
administrativos (los sueldos, los servicios de oficinas), financieros
(intereses, emisión de cheques), gastos hundidos (realizados antes del comienzo
de las operaciones inherentes a las actividades) y gastos de representación
(regalos, viajes, comidas).
Los gastos de operación también son conocidos como gastos
indirectos, ya que suponen aquellos gastos relacionados con el funcionamiento
del negocio, pero no son inversiones (como la compra de una máquina).
Recordemos que, en el sentido económico, una inversión es la
colocación de capital que se realiza para conseguir una ganancia futura. La
inversión implica la resignación de un beneficio inmediato por uno futuro.
Los gastos de operación, en cambio, se destinan al
funcionamiento del negocio y no se concretan a la espera de un beneficio
futuro, sino que su función es permitir la subsistencia de la actividad
comercial (que, por supuesto, se pretende que sea rentable y otorgue
ganancias).
Por ejemplo: la compra de cinco computadoras por parte de
una empresa es una inversión. Sin embargo, el gasto cotidiano en cartuchos de
impresión, hojas y electricidad forma parte de los gastos operativos.
Clasificación contable del término
Otra clasificación de este concepto, desde el punto de vista
contable, puede referirse a los gastos que realiza una determinada entidad para
existir como tal, es decir para operar en un determinado oficio.
Gastos de operación
Dentro de esta definición los gastos de operación pueden
ser: de venta (aquéllos cuya finalidad es acrecentar las ganancias a partir del
intercambio comercial; dentro de esta clasificación estarían los suministros,
las comisiones, la publicidad, entre otros), de administración (para poder
funcionar es necesario que se realizan una serie de trámites imprescindibles
para constituirse como organización; dentro de estos gastos se incluyen las
nóminas de los empleados, los honorarios, etc) y de fabricación (todos los
costos de mano de obra y material para poder desarrollar la tarea productiva;
dentro de estos gastos pueden incluirse la compra de materia prima, maquinaria
y mano de obra).
Antes de crear una empresa es indispensable realizar un
escueto análisis de los gastos de operación para poder discernir si la misma
será o no rentable. Una vez establecida la compañía debe continuarse con este
trabajo analítico a fin de saber cuándo disminuir la producción o realizar
cualquier cambio adecuado antes de que la compañía deje de ser rentable.
Suele ocurrir que personas inexpertas en el área de la
contabilidad realizan todas las cuentas previas al alta de un local teniendo en
cuenta las cosas más llamativas: maquinaria, empleados, materia prima; sin
embargo, existen muchos otros gastos y posibles inversiones que deberán hacerse
y que tendrán su coste monetario, por eso antes de tomar una decisión tan
importante es necesario analizar todos los pros y los contras de tamaño
emprendimiento.
Por poner un ejemplo: si el negocio se fijará en una zona
céntrica o turística los costes de publicidad allí serán tanto más altos que si
se ubica a las afueras de la misma ciudad. Sólo resta agregar que lo más
recomendable es hablar con personas que se encuentren trabajando en el mismo
rubro para hacerles las preguntas pertinentes en torno a los diversos
movimientos del mercado y pedirles consejo para tomar decisiones acertadas en
torno a este nuevo emprendimiento.
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